miércoles, 23 de mayo de 2012

Tobbylandia





¿Realmente somos los seres humanos una especie superior, o simplemente una raza peor adaptada a la vida, pero que ha sabido corromper cada elemento a su antojo llegando a instrumentalizar hasta sus propios sentimientos?

¿Puede existir bien y mal en la ley de la selva?
¿Que sentimientos no son un instrumento? 
Somos animales, aunque descubrirlo pueda doler.



viernes, 6 de abril de 2012

Caos





Qué fácil sería dejarse caer, como quien se desmaya de improviso sin levantar ruido alguno. Así, caer y no tardarían en alzarme en brazos, entonces sentiría su calor y me haría el dormido. De nuevo, sin ser yo, que me sacaran de aquí.

Todo es pecado y perversión… Ese algo que no es nada me marea… Creí que pisaba tierra firme, y sólo era una ilusión, quimérica seguridad de quien se niega el saberse perdido. Pero yo sé lo que quiero… ¿no es así? Avanzar… Mis pies de plomo se resisten… todo mi ser se resiente. Nunca me sentí tan cansado. Ha sido un largo viaje a ningún lugar.

¿Y qué es lo que veo? Caos.
¿Y qué es lo que siento? Caos. 

Caótico transcurrir de mi vida en extremos. Altamente autodestructiva. Lo único que hago es inspirar no sólo aire y expirar no sólo sueños.

viernes, 16 de marzo de 2012

Terapia Matutina




Quisiera escribir un cuento. Lleno de colores, donde cada vez que cerraras los ojos aparecieran mariposas para desaparecer al abrirlos. O una canción donde todas mis flores malditas se dieran la mano mientras bailan un corro caótico donde nada es lo que parece. Cómo expresar la caída por un tobogán circular e infinito , cómo iluminar una noche fría , cómo oscurecer un día soleado. Quisiera desposeerme de todas mis verdades , todo para ahora y nada para mañana. Son misterios que a veces se me resisten, que no puedo plasmar, quizá porque cuando lo intento pongo demasiado empeño en ello. Quizá si dejara de creerme un aficionado empedernido incapaz de parir nada, podría. Quizá si dejara de buscarme en los ojos de aquellos que se me cruzan, podría. Pero es que el hombre es un animal de costumbres, y como tal, no encuentra nuevas piedras con las que tropezarse.